viernes, 29 de enero de 2016

Aclaración importantísima


Tengo una gran dificultad para sostener mis proyectos. Ese es mi don, parece...
Aunque para don me siento bastante estafada, hay gente con capacidades muy admirables, músicos, escritores, deportistas, actores, cantantes, bailarines, físicos, matemáticos, inventores, qué sé yo, de todo.
A mí me toca ser inconstante. Tal vez la cuestión esté en encontrar qué es lo que me puede hacer sentir única dentro de mi inconstante, en mi eterno arrancar cosas y dejarlas a veces ni a medias.

Este nuevo viejo blog, por ejemplo. Lo creé en marzo de 2015, 10 meses atrás. Pero nunca le había dado la inauguración oficial, tenía mi primer post en un borrador. Abandonado borrador.
Fotos de lo que impulsó el proyecto tengo varias, la verdad ahora no recuerdo cuántas... pero hay material.

¿Por qué ahora entonces? Estaba la semana pasada revisando fotos para eliminar del celular que está al rojo vivo cuando me reencontré con mi diario en fotos, pensé en borrarlas todas, así, sin más. No pude. Recuerdo ahora la bronca que me daba el año pasado cuando sacaba las fotos pero no hacía nada de lo que tenía pensado con ellas, viste cuando decís ponele "uy, soy lo menos, tengo que llamar a Montoto...", pasan dos meses y decís "soy una hija de puta... qué será de Montoto?", pasa un año y ya te da cosa llamar a Montoto. Así me pasó con mi fotodiariografía.
Pero ahora me banco la culpa por el tiempo transcurrido, la vergüenza por poner en la mesa mis defectos y el miedo de escribir dos posts y desaparecer otra vez.

Ahora entonces sí. Lo voy a intentar. Como cuando...

Me anotaron en natación, pero yo me escondía atrás de los pinos en el club, veía a mis amigas nadar, quería nadar con ellas pero me negaba a ir a las clases. Aprendí mirando y haciendo sola. Tal vez el hecho de que la primera vez que veo al profe me empuja a la pileta en lo hondo -yo sin saber ni flotar, claro- haya incidido...

Fui a dos clases de tenis y estaba feliz de la vida pero a la tercera ya no aparecí más.

Algún mes de voley... hasta que por no sé qué de la rodilla no pude ir más.

No sé cuándo ni cuánto fui a algo de expresión corporal... y un taller de no sé qué... me acuerdo que le pegábamos papeles con engrudo a un globo para después hacer algo que nunca supe porque me fui antes de terminar.

Varios meses de clases de paddle. Y de un día para el otro no fui más.

Un año de hockey. Nunca supe ni de qué jugaba...

En el tercer intento logré engancharme con las clases de inglés, las amaba, iba todos los días porque como siempre había dejado tuve que hacer 3 años en uno para terminar con el cronograma de la escuela de inglés.

Como tres años creo de softball, mi gran deporte de la adolescencia. Deporte de vagos. Corrés sólo de vez en cuando.

Ya en la época facultativa varios intentos al gimnasio. Varios. Varios. Step, localizada, yoga, un coso con camas que no era pilates.

El foco no está puesto en cuándo tiempo duré sino en el abandono, me recibí de psicóloga, trabajé un año y medio y dejé, pero dejé a lo bruto. Estaba haciendo una concurrencia en un centro y renuncié, me ofrecieron tomarme un año sabático. No. Renuncié y ni siquiera fui a buscar mi cuaderno al locker.

Intentos varios por retomar la psicología. Curso de un cuatrimestre de psicosis infantil y autismo. Especialidad en no recuerdo qué de niños, dejé al mes. Especialidad en arteterapia, fui dos o tres meses. Psicodrama, 3 meses.

Hoy después de 11 años de recibida estoy retomando la profesión. Hoy tengo 35 años, a los 30 cuando asumí que mi culo que es enorme iba a caer descubrí y amé spinning que derivó tiempo después en andar en bici al aire libre. Amo la bicicleta.

Las únicas constantes en mi vida, mis ejes, mis reguladores emocionales son el teatro, leer, escribir y andar en bicicleta.






Mi desafío